ENTENDER EL SISTEMA PARA TRABAJAR MEJOR

Teorias sistemicas

Hace unos 18 años que en Eka empezamos a tomar contacto con las teorías sistémicas aplicadas a las organizaciones. Al principio fueron los planteamientos psicodinámicos del Instituto Tavistock, posteriormente el trabajo de Bert Hellinger con las constelaciones y algo más reciente la metodología ORSC (Organizational Relationship Systemic Coaching).

Hoy no podemos entender nuestro trabajo sin la mirada sistémica, o dicho de otra forma, no podemos trabajar con las partes sin entender lo que sucede en el todo. Por eso os animamos a conocer ciertos principios sistémicos que os permitirán integraros mejor y regular vuestra relación con la empresa. Con esta intención vamos a hacer una breve compilación explicando cómo afectan a la vida organizativa.

Orden

El orden en las empresas es un pilar fundamental según la teoría de Hellinger, en su aplicación a las organizaciones. Para el buen funcionamiento del sistema es crucial que exista claridad en las estructuras y roles de trabajo.

Sin embargo en la práctica, muchas empresas carecen de una definición clara de funciones y responsabilidades, lo que puede llevar a una serie de problemas. Por ejemplo, es común ver responsables que se inmiscuyen en las tareas de sus equipos, departamentos trabajando en proyectos duplicados sin saberlo y relaciones matriciales que generan colapsos en los flujos de comunicación. Estas situaciones generan ineficiencia en la toma de decisiones, pérdida de productividad, desmotivación y conflictos internos. Por esto, podemos afirmar que en cuestión de información, menos es más. Las personas necesitan claridad sobre su rol en la empresa.

Pertenencia

La pertenencia es otro aspecto crucial para la salud empresarial. Según la ley de pertenencia todos los miembros de una organización deben sentirse parte de ella. Sin embargo, esta pertenencia a menudo se ve comprometida por dinámicas internas negativas, como la monopolización del poder por ciertos grupos y/o la exclusión de otros.

La falta de reconocimiento de las contribuciones de algunos empleados, la exclusión ante oportunidades de desarrollo o la formación de grupitos de poder, pueden llevar a la desmotivación, el conflicto y la pérdida de talento. Es esencial que las organizaciones fomenten un ambiente inclusivo donde todos se sientan valorados.

El hecho de sentirse como un número hace mucho tiempo que dejó de funcionar. Para comprometerse, los empleados necesitan sentir su contribución a un proyecto común.

Equilibrio entre dar y recibir

El equilibrio entre dar y recibir es vital para el bienestar de una organización. Hellinger vendría a decir que para que una empresa prospere, debe haber un intercambio equitativo de recursos, esfuerzos y reconocimiento.

A menudo y sin querer, las empresas pueden caer en desequilibrios internos. Sucede cuando algunos departamentos reciben más recursos o reconocimiento que otros, lo que genera sentimientos de inequidad. Esto puede desembocar en falta de compromiso y propiciar ciertos mecanismos de ajuste por parte de los empleados, como vemos por ejemplo cuando las personas realizan un esfuerzo muy escaso o dedican tiempo de trabajo a asuntos personales.

Es crucial que las organizaciones mantengan políticas equitativas que reconozcan las contribuciones individuales de cada miembro. El café para todos es insatisfacción para muchos.

Aceptación

Este principio nos dice de forma muy sencilla que debemos aceptar lo que es. Los coaches solemos hablar de “trabajar con el sistema, donde lo encontramos”. Es una forma de conectar con lo que es y con lo que sucede para evolucionar a partir de ahí.

Cuando empezamos a quejarnos y a poner condiciones del tipo, “es que si esto funcionase de otra forma, yo podría…. (lo que sea)”, estamos bloqueando el mecanismo de aceptación. Con esto no estamos diciendo que no haya que cambiar cosas, por supuesto que sí, pero una cosa es trabajar para cambiar y otra muy diferente quejarse.

La queja lleva consigo un bloqueo que impide la actuación y victimiza. Actúa como un boomerang: siempre vuelve a quien lo lanza, a veces con un impacto mayor al previsto.

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